Sin esperarlo, los domingos en mi agenda han adquirido una
JD en la esquina, que hacen alusión a John Doe y a que iremos a chacharear,
desayunar, filosofar y darnos unos cuantos besos en un sobre ruedas cerca de mi
casa (qué nivel de intimidad, ¿no creen?); hace unas semanas, Q se nos unió.
—Pregúntale a él, —le dije a Q mientras señalaba a John Doe
—tal vez sepa decirte algo.
—Cuéntame. —le dijo John Doe, y yo me enamoré más de sus
ojos claros.
Q le contó su historia, la cual es la misma que la de M, que la
de E, que la mía y que la de varios de mis amigos. Resumiendo todo:
Le gusta alguien, están saliendo, pero no formalizan, porque él no quiere, pero no quiere dejarla porque siente amor por ella.
—Pero, ¿qué es lo que te preocupa?— preguntó John Doe.
—Mis amigos, dicen
que soy una pendeja por creerle al batillo, y que sólo juega conmigo.
—escucharla era escucharme y escuchar a todos mis amigos que en la actualidad
intentan tener una relación.
—¿Crees que él esté jugando contigo? ¿Te ha dado indicios de
eso?
—No. No.
—¿Entonces?
—Bueno, es cierto me ha dicho que tiene sus planes, pero
sigue haciendo planes conmigo, ya tenemos boletos para un vuelo en marzo, me dice de conocer a su papá, y sólo me
pregunto, “¿Como me vas a presentar? Hola, papá, ésta es la morra que...”— y
soltamos la carcajada.
Después de esto, comencé a preguntarme y a preguntar a amigos, conocidos y
desconocidos la razón por la cuál es importante formalizar, poner etiquetas,
llamarle de alguna manera a lo que quiera que se esté haciendo, las respuestas
fueron algo así:
"Puedes exigir respeto".
'Te proteges".
"Hay un compromiso".
"Tienes la seguridad de que no te van a poner los cuernos".
"Te estás valorando".
"Así puedes mostrar que tienes celos".
"Muestras que tienes dignidad".
"Sabes que contestar cuando la gente te pregunte que es lo
que son".
Y sólo pude concordar con la última respuesta, porque es verdad, es un tanto raro estar a beso y beso con la persona involucrada, llegue un conocido y te presente como "amigo/a", porque no se ustedes, pero yo con mis amigos no me ando besando; al concordar con esto, también caí en cuenta que no había algo muy conciso, que no estaba muy bien fundamentada la razón de ser, que sonaba un tanto egoísta, paranoico y sobre todo, complaciente con la sociedad, que el ser humano puede llegar a ser un tanto
loco y duro con uno mismo otro poco.
Tal vez sólo tenemos miedo al compromiso, a que todo termine
de tajo, tal vez hemos invertido tanto tiempo, esfuerzo, amor, dinero en
relaciones con etiquetas grandes pegadas en la frente que se fueron al carajo,
tal vez sino ponemos un etiqueta al terminar no dolerá tanto, tal vez sólo es
un pretexto millenial para evitar decir "lo siento, pero no me gustas tanto", tal vez no sabemos lo que queremos, tal
vez estamos haciendo nuestras propias normas y formas de amar, y aún no le
encontramos el nombre a esto de quererse después de tantas promesas rotas, de querer cuando se creyó que jamás se volvería a querer, a creer. Tal vez cuando etiquetamos a la gente, olvidamos ver a la persona más allá de la etiqueta. Tal vez uno sólo debería de preocuparse en ser feliz, respetar a las personas, evitar hacerse daño y quererse mucho.
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