18 agosto 2017

Younger Now y de como los cambios siempre son buenos


Aún recuerdo el primer post de este blog, reflejo de lo que se venía en mi vida, cambios abruptos, algo lógico ya que se acercaban mis 21 años y estos vinieron "con todo" (como decimos en el norte).

Mis cambios fueron MEGA notorios, principalmente en la parte física, bajé de peso (exageradamente), me corté el cabello y lo pinté de un color estrambótico, me di cuenta que las zapatillas me lucían genial y alargaban mis piernas, y que los vestidos naif ya no eran lo mío; todo esto ocurrió en el lapso de dos, a su vez vinieron salidas cada fin de semana, conocer y desconocer gente, acciones imprudentes que finalizaban con A y conmigo desayunando birria, y preguntándonos como habíamos llegado a su casa en la noche.

Sin duda alguna fue una etapa muy divertida, arriesgada y necesaria en mi vida. 

¡Padres, bajen sus antorchas! 

Cuando digo necesaria, lo digo por mí, en mi vida, no sé si eso aplique para todos; estaba envuelta en un caparazón que no me dejaba mirar hacia ningún lado, caparazón hecho por mí y mis ganas de tomar responsabilidades que no eran para mi edad (hoy lo entiendo, pero para nada me arrepiento), y al quebrarse, como es natural, salí a correr, saltar, bailar y buscar mi identidad, descubrir quién era y a encontrarme con una que otra desgracia, de nuevo, para nada me arrepiento y sin duda alguna, me siento muy feliz por lo vivido, porque no todo fue malo, porque no todo fue bueno, pero todo me hizo aprender lo que no quiero en mi vida.

—Que yo recuerde no tomabas cerveza —dijo un ex amigo de la carrera al escucharme decir que mi cerveza favorita era Stella y ya de malas pues Indio.
—Ni usaba zapatillas, antes era Gabita —secundó otra ex compañera de la carrera.
Y sí, antes era "Gabita", pero honestamente, me mataba escuchar esa palabra para referirse a Gaby pre 2013, porque siempre suena como si el cambio fuera tan abrupto que me hizo perder la inocencia, tal vez me molesta porque es verdad.

Como les digo, hice y deshice, no sólo en lo externo, también en lo interno, me alejé de personas que no contribuían nada bueno a mi vida, esto después de los 23, en mi etapa de proletariada, en serio, cuando uno tiene que soportar malas caras, malos modos, malos tratos, porque es necesario para ganar unos cuantos pesos, lo último que quiere el día que se va a gastar esos cuantos pesos, es estar con personas que tienen acciones tan negativas.

Si bien hay ciertas cosas que siguen formando parte de mi vida, la perspectiva con las que las veo son totalmente diferente, ya comprendo la palabra consecuencia (y ya sé lo que es que una cruda dure 3 días, así como los daño que le hace a mi piel).

No haré el rollo tan largo, porque créanme que esto da para mucho e iré directo al grano.

A partir de ese primer post, a partir de mis 21 y mis cambios, comencé a sentir que Miley Cyrus era algo así como mi animal spirit (lo sé, no se lo esperaban), sintiéndome identificada con sus canciones y las acciones que tomaba (lo sé, tienen cara de poker face), de ser la chica cute Disney, pasó a ser la chica Bangerz, amada por unos, nada fácil de comprender para otros.

Las personas cambiamos, físicamente, mentalmente, y eso está bien, los cambios nos hacen saber que sí y que no, algunos cambios no son para bien, porque no somos perfectos, porque no a todos nos queda el fleco, pero seguro hay uno que otro al que le atinamos, y con eso toca quedarnos. 

El día de ayer, a las 10:00PM (hora Tijuana), recibí un mensaje de A donde decía que debía escuchar la nueva canción de Miley Cyrus, Younger now; ya estaba despierta, así que me dispuse a escuchar, y no sé si fue mi amor irracional hacia esta canta cantante, pero LA AMÉ, y como siempre, dio justo en el clavo.

Younger now, no es para nada complicada, la letra es directa, nos habla sobre los cambios, nos dice que todos podemos cambiar y, de hecho, todos cambiamos, y no hay que avergonzarnos de ello.


Nos vemos en el próximo post.

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