29 julio 2020

La dieta perfecta como el hombre perfecto

Aunque pareciera lo contrario, hablar de dietas y relaciones, en ocasiones es hablar del mismo tema, sobre todo en sus inicios, porque a todos nos encanta caer en sus redes sin pensar en un futuro, nos gusta dejarnos llevar por el momento, por como siente aquí y ahora, con las expectativas al límite y sí, en ambos llevamos los patrones aprendidos en la niñez.

Mi iniciación oficial en el mundo de las dietas, comenzó a los 21 años (justo cuando caí en depresión por el rompiento con V1, échenle ojo a esto), aunque ya venía con ideas confusas con respecto a mi alimentación (desayuna como rey, come como príncipe, cena como mendigo), fue en esa época donde las cabras se me fueron al monte y terminé siendo un zombie andante desayunando un licuado de leche con plátano y avena, comiendo minúsculas porciones de arroz, pollo y verduritas (todo a vapor, porque sino no sirve) y de cena una frutita y a veces sin cena, así durante los siguientes 4 años, ya saben, con muchos "no puedo más" y me desquito comiéndome una pizza yo solita, acompañados de muchos "ahora sí va enserio" que sólo significaban volver al detox de una semana que básicamente consistía en andar todo el día con hambre (y por ende de mal humor).

Debo confesar que fue un camino de malas decisiones amorosas y alimenticias, dónde hice cosas de aquí para afuera, en lugar de aquí para adentro, conforme más conecté con todo mundo más me alejé de mí, de lo que me hacía feliz, pero sobre todo, de lo que me hacía bien, no sólo hablando del lado emocional, sino también del lado físico, cosa que logré aterrizar al inicio de esta cuarentena (sugiero cambiarle el nombre a "inicio de esta nueva era"), que de haberlo hecho antes, me hubiese sido más fácil entender que los caminos de las dietas no son como uno piensa.

Cuando todo inició (como historia de futuro distópico) busqué series con más de 10 temporadas para aventarme mis maratones (me gusta trabajar viendo series, es día de confesiones, think about it), entre ellas se encontraba Grey´s Anatomy (fangirlear nunca está de más) y lo que comenzó como el entretenimiento para no pensar en lo que estaba pasando afuera, se volvió la luz que necesitaba en mi vida. Escuchar tanto término médico, lograr comprender que somos más que lo que vemos en el espejo y que uno no es eterno, fue el empujón que necesitaba para comprender que vivir en el mundo de las dietas perfectas es vivir siendo un ser insensato.

Pero sobre todo, comprender que ser insensato al elegir decisiones que nos perjudican (a largo o corto plazo) es ponernos en segundo plano, sacando a relucir lo poquito que nos amamos, porque las dietas perfectas (esas las de la luna, el jugo de piña y la de sólo consumo cosas del color verde), no son pensadas en uno mismo, son la búsqueda de aprobación (la de tu mamá, la de las amigas, la de la pareja, y en la actualidad, de gente que no conocemos, los amados followers).

Y es que al igual que en las relaciones, nunca es lo que estás haciendo/diciendo, sino la historia que hay detrás de esto.
Haz una pausa, cierra tus ojos, respira y pregúntate qué te dices en privado al iniciar una de esas dietas perfectas, y ya estando, también sobre el hombre perfecto, ¿tiene sentido? Lo sé, he estado ahí.
Sin embargo, aunque pudiese parecer un tema muy complejo, la realidad es muy simple, lo temporal, temporal es, ese hombre/dieta de "hoy sí, hoy no" no funcionará a largo plazo, porque no está siendo visto con los ojos abiertos, dándonos el valor que realmente tenemos, a diferencia de ese hombre/dieta real y con balance, basada en algo más que un "mira que a fulanita le funcionó" o un nombre muy convincente en internet, que aunque tendrá esas cositas que no te gusten al 100%, su finalidad siempre será nutrirte de todas las formas posibles.

La gran ventaja en ambos (hombres y dietas), es que sólo es cuestión de prestar atención, tomar decisiones conscientes, por ejemplo, si después de cada momento a solas, siempre sales lastimada (del corazón/del higado), ahí no es. Nunca es demasiado tarde para romper esas conductas (amorosas/alimenticias) aprendidas.

Recuerda que en los 2000´s fue la talla 0, en la actualidad son las Kardashians, ¿en verdad vas a modificar tu cuerpo (y más) de forma negativa conforme vayan cambiando los estereotipos de belleza?

Nos vemos en el próximo post.


1 comentario

Pablo Parra (Fungi) dijo...

Hola!

Antes de nada me gusta mucho este nuevo formato en el que vas narrando las historias y armando los posts, las ilustraciones te están quedando divinas y reflejan muy bien la personalidad de las cosas que he visto en Ventana Variable.

Ay las dietas.... siento que ahora todo el mundo anda loco con el keto (creo que se escribe así), pero como bien dices no vale la pena modificar nuestros hábitos al 100% para encajar en ideales que se van a desvanecer más rápido que ese sandwich de queso en tu plato jaja.

Yo también he tenido una relación complicada con las dietas (aunque sin amoríos de por medio), pero después de perder kilos de una forma "natural" (comiendo bien y haciendo ejercicio) comprendí que los extremos siempre van a ser terribles, además de que el organismo, las necesidades y el estilo de vida de cada uno de nosotres es tan pero tan diferente.

Pablo
HeyFungi

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