29 noviembre 2018

No soy malinchista, soy la amiga que ya se dio cuenta

Había pensado en escribir un post tributo a mi hermosa Canadá (me ha dando tanto que ya la he hecho mía), pero hoy llovía en Tijuana, la ciudad se había vuelto un caos, la calafia goteaba, una señora en el taxi no quiso recorrerse y me hizo saltarla, y sólo pude sentir que el amor que alguna vez dije tener por mi ciudad se comenzaba a apagar, y a mi cabeza sólo vino la frase:
"En Canadá no pasaría esto"

Nos quejamos de los foráneos que aseguran que "en X lugar, X o Y cosas son mejores", y al no tener argumentos para defender al lugar en el que vivimos (llámese Tijuana, México o Tierra) no nos queda más que decir:

¡Chíspale de aquí!

Yo lo he dicho, y, en la actualidad, me lo han dicho, y no queda nada más que aceptar que es válido, porque tal vez no se está transmitiendo la idea de una forma correcta, pero es que cuando uno se empapa de algo muy bueno, sólo quiere que todo el mundo lo sepa, lo conozca y, si así lo desea, lo viva.

Estando en Canadá tuve mucho tiempo para pensar, para plantearme y replantearme todo lo que formaba parte de mi vida, decidir que era importante y que no, incluso puedo atreverme a decir, encontrar el sentido de mi vida, pero era de esperarse tras 5 meses de vivir cerquita de las montañas, rodeada de pinos, ciervos y el honor system; llámenme hippie, llámenme malinchista, pero a mí me gusta llamarme "la amiga que ya se dio cuenta", porque esa frase millenial aplica para todos los aspectos de ésta vida.

Pues bien, tras un intento de comer, amar e introspección, con el corazón hecho añicos, subí al avión que me llevaría a México, y al poner un pie en suelo azteca y comenzar a enterarme de todo lo que no pude por vivir en un lugar sin wifi, el corazón se me hizo chiquito, ¿cómo podía ser posible que el país se iba cada vez más al carajo, nos estábamos dando cuenta y no se estaba haciendo nada?

¿Mexicanos? nos preguntó un señor a JD y a mí en el supermercado tras escucharnos hablar español. 
Yes, we are from Mexico contestamos, tantos años pegados a uno de los países más racistas nos hizo temer un poco por lo que podría ocurrir. 
Thank you for visit Canada, enjoy our country, amigos dijo, mi corazón se volvió de pollito bebé y se me salió una lágrima, tanto viaje por mi propio país y nadie me había dicho algo tan lindo como eso. 

Los canadienses, por lo menos toda la población de Lake Country, se llenan la boca de decir que los mexicanos somos personas amables, trabajadoras y acogedoras, pero ¿esto es verdad o lo somos sólo cuando hay una moneda de mayor valor que la nuestra de por medio? 

Aunque no sé la respuesta o, mejor dicho, no atrevo a decirla, no pude más que sentir vergüenza al escuchar que los que alguna vez llamé amigos se quejaban de la gente migrante y exigían su deportación con argumentos tan ignorantes como para ser mencionados en este post, olvidando que todas las personas que viven en Tijuana provienen de familias migrantes, y que, en la mayoría de los casos, las personas que migran es porque se ven obligadas a hacerlo; y probablemente este tema me pega muchísimo porque JD y yo no sabemos como agradecer todo lo que hicieron y siguen haciendo los canadienses por nosotros, un par de mexicanos que, como muchos otros, llegaron sin nada a un país extraño a ver que encontraban de bueno para sus vidas.

Pero bueno, ¿qué podemos esperar de un país que se caracteriza por frases como "el que no tranza no avanza", un país que se ha convertido en una sociedad que vive día a día "la teoría del balde del cangrejo"? 
Pues yo creo que mucho, porque todas esas personas que vuelven para quejarse de México, es porque saben que sí se puede, sólo es cuestión de que todos creamos en nosotros, en nuestro país, en las cosas "chingonas" que podemos lograr, porque todas las comparaciones son simplemente el deseo de vivir en un mejor lugar, se demanda porque se ve gran potencial.

Y sé que para hacer un cambio notable, por lo menos a nivel mundial, tenemos que hacer cambios políticos, y cómo diría mi abuelo, eso es pura cochinada, y meternos en eso está muy difícil, pero una de las lecciones más importantes que me dejaron los canadienses fue:


Si puedo ayudar a alguien, ¿por qué no hacerlo?

Nos vemos en el próximo post.


2 comentarios

Luisa Verdee dijo...

UFFF HE ENCONTRADO MI TITULO! Club de las amigas que ya se dieron cuenta. Necesito escribir sobre esto. Dios, te entiendo demasiado y esa frase de "cuando uno se empapa de algo muy bueno, sólo quiere que todo el mundo lo sepa, lo conozca y, si así lo desea, lo viva" me queda de perlas. Ni Canadá ni Chile son lo mejor del mundo -ni hay un mejor del mundo- pero definitivamente hay cosas mejores (y peores) que de donde hemos vivido toda la vida simplemente porque son distintas y cuando uno las puede vivir te cambian la vida, literalmente.

Tenía casi 3 años sin visitar Tijuana, San Diego o México en general y no se si es peor que yo si tengo wifi y puedo ver todo lo que está pasando, me llega todo el amarillismo y miedo que al resto del mundo y ahora no puedo andar tranquila por los mismos lugares donde viví por tantos años. Es horrible ver desde fuera lo normalizada que está la violencia, la corrupción y las malas formas de vivir...

"¿Cómo podía ser posible que el país se iba cada vez más al carajo, nos estábamos dando cuenta y no se estaba haciendo nada?" Que difícil pregunta, creo que falta educación, mejor política y voluntad para que esto pueda mejorar. Tristemente, por malinchista o porque ya me di cuenta yo ya no puedo estar aquí en lo que eso se resuelve y me duele, me duele no poder idolatrar y adorar ciegamente como antes a mi país... hemos visto cómo es que si se puede vivir bien y eso no se olvida ni con los mejores tacos...

Ventana Variable dijo...

Viajar por México me enseñó todo lo bonito que es nuestro país, y viajar fuera me ha enseñado lo mucho que nos falta por aprender y valorar.
Lamentablemente, mi solución, al igual que tú, es abandonar el país, visitarlo de a ratos para ir por tacos, y no quedarme mucho para no contaminarme y decepcionarme cada vez más, y en cada visita dejar un granito de arena, mostrar cosas bonitas e incitar a ir dejando atrás conductas negativas que traemos desde hace años.

© VENTANA VARIABLE
Maira Gall