24 abril 2020

Desconectar para conectar

Todas las mañanas al despertar suelo revisar mi celular (me gustan esos 10 minutos de silencio donde sólo somos mi celular y yo), reviso nuevos mensajes, si hay clases por agendar o ya agendadas, algún tema interesante para investigar a lo largo del día, Pinterest para saber qué cocinar y, por supuesto, mi amado Instagram, porque es chulo de bonito. Llevo teniendo esos 10 minutos de excursión desde que… ha sido tanto tiempo que ya no recuerdo cuándo comenzó. 
De ahí, con toda la mente llena de inspiración, ideas y hambre, me levanto y comienzo mi día. Muy bonito todo, muy agradable.

Lo no tan agradable, es que estando en casa, sin quehacer (quitando la limpieza regular y el lavado de trastes, que en este último es donde se me va la vida), conservar esos 10 minutos volvieron mis últimas dos semanas un calvario.

Como mi actividad laboral está en pausa, realmente no había mucho que revisar en esos 10 minutos, por ende comencé a "just browsing" y si nunca me ha gustado hacerlo en vivo y en directo, hacerlo de forma digital es peor, sobre todo en este momento, donde todo es lo mismo:

COVID-19
En sus distintas presentaciones:
DIY de cubrebocas
Ilustraciones
Memes

Que sólo contienen:
Fake news
Suposiciones
Regaños
Fatalismo
Insensatez

El coronavirus no pudo encontrar una mejor estrategia para estar en redes, ni Telcel ha conseguido tanta presencia, engagement o bonding.

¡Tranquilos! No significa que no tome el tema con seriedad, sólo estoy intentando llegar a un punto, así que hold on and take a chill pill.

Al inicio no notaba cómo toda esta información me estaba afectando muy directamente, creía que mi estado de ánimo se debía a la incertidumbre y a lo tarde que me estaba durmiendo, que sí, pero no, porque incertidumbre siempre ha habido y no soy la mejor con el tema del sueño.

Pues bien, en uno de esos "10 minutos" me encontré con algo nuevo, el famoso "positivismo tóxico", fueron aproximadamente 8 cuentas seguidas que comenzaron a compartir sobre cómo esto es malísimo porque es sinónimo de "no puedes estar triste", cuando tres días antes esas mismas personas compartían mensajes del tipo "hay que verle el lado bueno a esta situación, tengan una actitud más positiva"; tres días antes "no tienes que hacer nada sino quieres, es momento para ti"; tres días antes "no dejes que esta situación te apague, mantente activo", y entre días, recetas poco convencionales y el pillow challenge.

-No me chingues, ahora uno ya no puede ni respirar- dije en voz alta.
Entonces, cada aproximadamente tres días hay un trend nuevo, donde se "sugiere" a la gente que haga o deje de hacer ciertas cosas, porque es incorrecto y lo que están compartiendo ellos es la verdad absoluta (esto último lo escribo desde el enojo) siempre de la pantalla para allá.

Tras mi "no me chingues", decidí cambiar mi rutina, el estilo de vida es diferente, así que tocaba hacer un cambio. Eliminé esos 10 minutos de estar viendo que veía en línea por yoga, ejercicio y meditación.

Agregué 50 minutos más a la ecuación y me di una hora completa para mí, donde estuviese más en contacto conmigo, para poder escucharme, nutrir mi mente con un alimento diferente y definitivamente evitar lo que sabía no estaba contribuyendo, ya saben, una actitud muy a lo Gwyneth Paltrow.

Entonces, tocó desconectarme del "exterior", para poder conectar conmigo, y sí, mi humor cambió, y sí, ya no lloro tanto, ni la incertidumbre me ataca con tanta frecuencia, y es que las videollamadas en grupo, mensajear con todo el mundo, reírme de la situación, ver sufrimiento y negatividad todo el día, hablar del mismo tema la hora de la comida, no me ayuda, no me nutre y sobre todo, me absorbe la poca energía con la que puedo despertar. Y no, no es que quiera vivir aislada de la gente, sino de lo que deciden compartir que, aceptémoslo, sólo le echa otra gota de caos al vaso lleno.

Para finalizar, como siempre les digo, esto no es un "haz lo mismo que yo para sentirte mejor", mucho menos es un ataque a lo que hacen o dejan de hacer en redes sociales (de empatía ya les hablé y pues…), simplemente es la historia de mis últimas dos semanas resumidas en este post, y como empecé a escuchar a mi yo interior, sopesé las cosas, hice un cambio y dejé de estar de malas (cosa JD agradece).

Nos vemos en el siguiente post.

3 comentarios

Pablo Parra (Fungi) dijo...

¡Súper bueno tu post!

Te entiendo perfectamente y pareciera que ahora hay una agenda de la "productividad" y el "bienestar" en redes sociales, creo que aunque nos están ayudando a estar cerca de las personas que queremos al final todo tiene que ser con medida y no viene mal desconectarse de vez en cuando para volver a apreciar lo bueno de la tecnología.

Yo también hay días en los que amo el móvil y otros en los que lo quiero tirar por la ventana jaja, personalmente esta cuarentena me ha hecho descubrir otras maneras de consumir contenido, tampoco es como que haya una guía de como ver el teléfono pero yo creo que de vez en cuando si está súper bien lo que tú propones, de hecho luego hasta regresas con más ganas no? jaja

Te mando un abrazo!
Pablo
www.heyfungi.com

z dijo...

Escribes muy bien, pero esto es un personaje muy alejado de la persona que realmente eres.

Ventana Variable dijo...

¡Hola, Pablo!
Sabes, eres luz de palabras bonitas en mi vida.

Sí creo que debería de existir un manual de "Cómo ver redes sociales en una pandemia", sobre todo para los grupos familiares donde quieren (desde lo más profundo de su corazón) mantenernos informados 24/7.

Pero mientras lo termino, jaja, mejor me alejo poquito, respiro, lava trastes, pongo todo en orden, y sí, vuelvo, pero más asertiva.

xoxo
Gabriela

© VENTANA VARIABLE
Maira Gall