Entre la incertidumbre y el bordado

El tiempo en casa se ha aprovechado, la verdad es que nunca se me ha dificultado el encontrar entretenimiento estando sola. He sido bastante productiva, eso quiero pensar.

Empecé a poner en papel proyectos que tenía en mente y por no tener tiempo de sentarme a pensar y planear no los hacía, he estudiando cursos en línea, mejorado mi muestrario de puntadas de bordado.

Como dije, el tiempo en casa es lo de menos, el problema entra cuando el tiempo en casa siempre es el mismo, siempre es un día por la mañana, un día por al tarde, luego se hace de noche, los cambios los indica el sol, cuando se nubla el día, ese día no contó y se vuelve un día extra por cumplir.

Se suele contestar con un "bien" cuando nos preguntan "¿Cómo estás?", por cortesía, por cortesía preguntan, por cortesía contestamos con algo simple, positivo y directo. No sé ustedes, pero yo creo que la próxima vez que alguien me pregunte, muy probablemente la expresión "Not to bad" saldrá de mí dejando la cortesía de lado.

Y es la verdad, yo sé que no puedo quejarme, en casa hay un techo, comida y JD, pero a ratos, entre lavar platos y el antojo de un latte de piloncillo (dos días antes de la cuarentena descubrí que es mi nueva bebida favorita), llega la espinita, la que me dice que el problema no es la soledad o el aislamiento, sino el que esto no fue una decisión mía, y de ahí la incertidumbre, llega y como diría mi madre "como cuchillito de palo, no corta pero bien que magulla".

—Ya casi está la comida. Revisa tu correo, varias páginas están regalando cursos en línea— me dijo JD de lo más tranquilo.
—¿Vamos a estar bien?—pregunté asustada. 

—Mientras la cordura y la tranquilidad sea nuestro compañero en esta cuarentena, vamos a estar bien— dijo y besó mi frente. 

Una parte de mí quiere bordar y ver series por siempre, la que vive el día a día.
La otra, la que quiere comerse al mundo y piensa en el futuro, escribe su libro, organiza talleres para cuando todo termine, llena su álbum de Pinterest con ideas para decorar nuestra nueva casa.

A veces pelean la una con la otra, a veces se apoyan, a veces se echan porras, otras tantas buscan meterse el pie (ahora entiendo lo de “ella es todas las mujeres en una mujer”), pero al final de todo está la sensata, la que sabe que sólo toca aguantar y mantener la calma.

Y es que con todo esto, sólo toca detenernos, respirar, darle un descanso al mundo, a nuestro cuerpo, pensar en los demás, ser asertivos, no sólo al hablar con alguien más, sino ser asertivos con la dedicación que damos a las ideas que vienen a nuestra mente.

Por cierto, esa gallina es uno de los tantos bordados que he hecho en estos días de cuarentena, el bordar me ha ayudado a estar más tranquila y relajada.
Cuéntenme como les está yendo.

Nos vemos en el próximo post.