Como saben, soy una persona que piensa que cualquier momento es el perfecto para inicios y cierres, para plantearse y replantearse metas, para tomar decisiones, para los cambios. Pero también soy consciente de que si todo mundo hace faramalla por el fin e inicio de un año, uno termina deteniéndose a pensar, a analizar, a reiniciar. Lo cual me parece excelente.
Pero, ¿cómo lograr que el reinicio nos lleve a ser la mejor versión de nosotros? ¿Cómo logramos que todos esos propósitos que tenemos puedan ver la luz?
En mis días de Godín creativo, a diferencia de lo que esperaba, me tocó hacer muchas estrategias digitales para lograr llevar a cabo la meta que la marca que estaba a mi cargo quería cumplir, para esto era necesario trazarse objetivos generales y objetivos específicos. La meta es el fin, pero el objetivo es parte del camino.
Pienso en mi yo del año pasado, tan llena de incertidumbre, tan derrotada, tan sin un rumbo fijo, tan viendo si aquí o allá, y tan dura conmigo misma, siempre exigiéndome más, siempre exigiéndome ser la mejor, lo cual sin una meta u objetivo termina sirviendo para muy poco, bueno, para provocarme urticaria.
Es muy fácil proponer, es muy fácil exigirse, ser nuestro peor crítico cuando no estamos conforme con nuestro desempeño, pero llevar a cabo lo que se ha trazado como meta, volvernos nuestro mejor aliado y echarnos porras, ahí es donde se nos complica, una cosa es querer y otra muy distinta poder.
Pongamos un ejemplo muy claro:
¿Me explico?
Todo en esta vida es gradual, iniciamos desde un punto y con el paso del tiempo, nuestro entorno, y el empeño que pongamos, se puede lograr una meta.
Entonces, si eres consciente de que tal vez no es el fin del año, no son los rituales, que tal vez es uno mismo, la forma en la que decidimos pensar y actuar, y como nos hacemos responsables de ello, créeme, cumplir tus propósitos será pan comido.
Trázate metas claras, todas las que quieras, escríbelas en papel junto a sus objetivos, sepáralas en categorías, tómate el tiempo para ello, para ser detallista con cada renglón escrito. Crea una junta personal cada 2, 3 o 4 meses, analiza cómo vas con ello, identifica si esos propósitos realmente valen la pena, y si lo que dejas por cumplirlos, también. Prémiate por cada logro y sé amable en cada fracaso.
Eres fuerte, eres valiente, puedes con todo y más, sólo no lo has descubierto, ¿y qué crees? Este el momento perfecto para aventurarte.
Nos vemos en el próximo post.
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